La contabilidad está presente en la vida de los hombres desde hace millones de años, fue utilizada de manera más rudimentaria en las grandes civilizaciones como Egipto o Roma, pero la contabilidad tal y como la conocemos hoy, comenzó con la publicación en Italia de la obra “Summa de Arithmetica, Geometría, Proportioni e Proporcionalita”’ de Luca Pacioli, que se dedicó a describir métodos contables de los comerciantes venecianos, usos mercantiles, contratos y prácticas de intereses y cambio; este documento estableció la contabilidad de partida doble, el precedente de lo que hoy se conoce como “debe y haber” en la jerga de la contabilidad. Pero, dado que las antiguas repúblicas y microestados italianos fueron los grandes promotores del comercio en siglos previos, estas enseñanzas se adaptaron y modificaron con el devenir del tiempo, sin perder su esencia original.
De este modo, si hablamos de contabilidad, nos estamos refiriendo a una ciencia -dado que brinda conocimiento-, a una técnica -en la medida en que trabaja con procedimientos y sistemas-, a un sistema de información -dado que puede captar, procesar y ofrecer conclusiones acerca de piezas de información- y, finalmente, a una tecnología social —porque conjuga saberes de la ciencia para resolver problemas concretos de la vida en sociedad..
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